El uniforme tiene tras de sí una larga historia. Tan larga como la del hombre. “Desde que estamos en la Tierra hemos usado la indumentaria, ya sea para protegernos del frío o como símbolo. Y los primeros atuendos diseñados respondían a la necesidad de diferenciar clases sociales y roles. Así nace el uniforme”, asegura Daniel Louzao, artista plástico y profesor de Historia de la indumentaria en la Escuela Superior de Diseño y Moda Felicidad Duce.
Tenemos registro de los primeros uniformes de la historia como el kaunake (especie de falda realizada con mechones de piel animal) o el traje persa (un kaftán con algo parecido a un pantalón) que usaban los guerreros”. Por tanto, se puede afirmar que el registro más temprano del uniforme tiene que ver con la guerra, pero también con la religión. Todas las civilizaciones que conocemos, sin excepción, lo han usado. “Siempre que hablamos de sociedad hablamos de un determinado orden que se manifiesta en el ámbito público de una manera u otra. Se puede expresar mediante modificaciones corporales como tatuajes o escarificaciones, pero desde que llevamos ropa la manera más fácil de hacerlo es a través de ella”, apunta Martí.